La ONU alerta sobre una posible «fuga masiva» de petróleo en el Mar Rojo.
La guerra de Yemen lleva siendo un foco de inestabilidad y problemas humanitarios en Oriente Medio desde que se desatara en 2015. Lo que comenzó como un conflicto civil entre sunitas y chiitas, las dos corrientes principales del Islam, pronto derivó en una lucha regional por el poder, con Arabia Saudí e Irán apoyando a los contendientes enfrentados. Sin embargo, esta lacra y cruenta guerra no solo está teniendo efectos devastadores sobre la población civil de uno de los países árabes más pobres del planeta, sino que podría desencadenar una catástrofe ambiental. Todo, por un petrolero cargado con millones de barriles de crudo que lleva ya cinco años abandonado a siete kilómetros de la costa, en pleno Mar Rojo.
El buque, de nombre SAFER y bandera yememí, lleva a bordo concretamente 1,14 millones de barriles y, según Naciones Unidas, podría causar una catástrofe ambiental y humanitaria si se produjese una eventual «fuga masiva» de petróleo. La semana pasada, los rebeldes hutíes del Yemen dieron luz verde a la ONU para que inspeccione el barco, que el pasado 27 de mayo sufrió una «filtración descontrolada de agua de mar» en la sala de máquinas que fue contenida tras cinco días de trabajo y que hizo sonar las alarmas sobre una posible catástrofe.
«En caso de que esta situación se saliera de control, afectaría directamente a millones de personas en un país que ya sufre la mayor emergencia humanitaria del mundo, destruiría ecosistemas enteros durante décadas y se extendería más allá de las fronteras de Yemen», ha advertido la directora del Programa de Medioambiente de Naciones Unidas, Inger Andersen, en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU convocada por el Reino Unido para discutir la situación de la embarcación.
Andersen, que considera que todavía hay tiempo de prevenir «una catástrofe» si se actúa «con rapidez», ha destacado que el barco, construido en Japón en 1976, no ha tenido mantenimiento desde 2015 y «sus condiciones se deterioran diariamente, lo que aumenta la posibilidad de una fuga de petróleo«. «Si esto ocurre, causará una catástrofe medioambiental impactando los ecosistemas y la vida de hasta 28 millones de personas que viven junto al Mar Rojo», ha agregado Andersen ante el Consejo de Seguridad, que mantuvo este jueves una reunión telemática.
La prioridad es evitar que la filtración se produzca, ya que, aunque las medidas para contener un eventual escape comenzaran ahora, el ecosistema y las economías que viven de él necesitarían años para recuperarse. Además, ante una eventual catástrofe, ni el Gobierno yemení ni los Gobiernos de los países vecinos «tienen la capacidad de gestionar y mitigar completamente las consecuencias de un derrame de petróleo tan masivo y la catástrofe ambiental resultante».
Vaciar o remolcar.
A la espera de la visita técnica de la ONU para evaluar la situación, Andersen ha asegurado que dada la antigüedad del tanque petrolero, posiblemente la opción más segura sea vaciar y retirar la embarcación o remolcarla a un lugar más seguro, fuera del Mar Rojo, para sacar posteriormente el crudo de su interior.
Por su parte, el director de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Mark Lowcock, se ha congratulado por los permisos obtenidos del Gobierno yemení y más recientemente de los rebeldes para inspeccionar el barco, pero advirtió de que no era la primera vez que los rebeldes hutíes cancelaban una visión técnica después de haberla autorizado. Lowcock ha explicado que «afortunadamente, la filtración en la sala de máquinas era relativamente pequeña y buzos de la empresa Safra fueron capaces de contenerlo» tras pasar 28 horas bajo el agua, repartidas en cinco días de trabajo.
«Pero la solución que aplicaron es solo temporal, y es imposible decir cuánto tiempo puede durar. Puede que el mundo tenga un poco más de tiempo para resolver el problema más grande, o puede que no tanto», ha agregado el responsable de la OCHA.
El director de la OCHA ha agregado que sin «prejuicio del resultado de la evaluación», expertos de la industria consultados por la agencia han asegurado que es probable que la embarcación requiera reparaciones adicionales. Sin embargo, Lowcock cree que debido a que se desconoce qué tipo de reparaciones serán necesarias, los expertos consideran, al igual que mencionó Andersen, que «extraer el petróleo sea probablemente la única forma de eliminar definitivamente la amenaza de un derrame en un barco cisterna de 44 años».
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